North House

Vivienda unifamiliar en La Molina

El volumen se plantea como un diálogo entre dos cubiertas inclinadas que no se llegan a tocar entre si. Esta separación genera entradas de luz con diferentes orientaciones solares y maclas de carpinterías que aportan complejidad al interior.

La casa se organiza en cuatro bancales o plataformas separados en dos plantas haciendo evidente en su interior el desnivel de la parcela y utilizándolo para cualificar espacialmente la sección. Dos ejes perpendiculares a la pendiente resuelven la circulación de la vivienda de forma longitudinal, dando acceso a todas las piezas del programa.

En el centro de la planta se genera un vacío que comunica verticalmente las dos plantas y asume el papel más social del programa; los dos ejes: vertical y horizontal, permiten percibir los limites del espacio interior y por tanto entender la dimensión total de la vivienda.

Mediante materiales naturales se pretende continuar con la tradición constructiva de los edificios de la zona. Se simplifican a dos: la piedra y la madera.

La piedra lajada sirve para materializar los gruesos muros, perpendiculares a la pendiente, que organizan el programa. Contrastándolos con la ligereza de la madera de teca que se convierte en planos de cerramiento.

En los pavimentos se repite la misma manera de hacer: la pizarra configura los ejes principales de circulación en los niveles superiores: pasillos, baños, cocina… Mientras que el parquet de teca pavimenta las zonas propiamente de estar: comedor, sala, dormitorios, coincidiendo con los niveles inferiores de los bancales.

En colaboración con Santi Bergnes.